Jueves, 29 de Abril de 2021

Santa Catalina de Siena

Lecturas:

1 Jn 1, 5 – 2, 2.  La sangre de Jesús nos limpia de todo pecado.

Sal 102.  Bendice, alma mía, al Señor.

Mt 11, 25-30.  Has escondido estas cosas a los sabios, y las has revelado a los pequeños.

Celebramos hoy la fiesta de Santa Catalina de Siena, doctora de la Iglesia y patrona de Europa.

Vivió en Italia en el siglo XIV, en un tiempo muy difícil para la vida de la Iglesia. Como Dios no abandona nunca a su pueblo, en estos tiempos difíciles suscitó santos y profetas que hablando en nombre del Señor ayudaran a la conversión y a la renovación de la Iglesia.

Esto nos ha de llenar de confianza. Porque hoy el Señor sigue cuidándonos. Y sigue suscitando santos y profetas que nos hablan en su nombre. Que nos dan una palabra de consuelo y de esperanza, pero que nos llamen también a la renovación y a la conversión.

Santa Catalina nos invita a poner a Jesucristo en el centro. Él es la piedra angular, hemos escuchado en estos días de Pascua. Nos invita a tener una relación de amistad, de intimidad, de comunión, de fidelidad con Él.

Nos invita a confiar y a descansar en la misericordia de Dios. Como hemos cantado en el Salmo: Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; el rescata tu vida de la fosa, y te colma de gracia y de ternura… Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el ternura por los que le temen.

Nos invita a no esconder nuestros pecados sino a entregárselos a Él: Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos mentiroso y su palabra no está en nosotros… Si alguno peca tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo.

Dios no dejará de amarte nunca. ¡Descansa en Él!: Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.

Pero todo esto pasa por el camino de la humildad. La humildad es la puerta de la fe: Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños.

Que esta experiencia de la dificultad nos lleve a hacernos pequeños, a poner nuestra confianza en el Señor porque sólo de Él viene la vida.

¡Os daré un corazón nuevo!  (cf. Ez 36, 26).

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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