Jueves, 28 de julio de 2022

Beato Juan Soreth

Lecturas:

Jr 18, 1-6.  Como está el barro en manos del alfarero, así estáis vosotros en mi mano.

Sal 145, 1-6.  Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob.

Mt 13,47-53. Reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.

La Palabra que el Señor hoy nos regala, nos invita como cada día a la conversión. Lo hemos cantado en el Aleluya: Abre, Señor, nuestro corazón, para que aceptemos las palabras de tu Hijo.

También la primera lectura y el Salmo nos han invitado a una conversión muy profunda, que va más allá del moralismo: a no caer en la idolatría de creer que tú eres el dios de tu vida, y a dejarte hacer por el Espíritu Santo.

No confiéis en los príncipes, seres de polvo que no pueden salvar: exhalan el espíritu y vuelven al polvo, ese día perecen sus planes… Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob, el que espera en el Señor, su Dios, que hizo el cielo y la tierra.

Lo mismo que está el barro en manos del alfarero, así estáis vosotros en mi mano, casa de Israel. Ser cristiano es un don. Es dejarse hacer por el Espíritu Santo. Así nos la ha recordado recientemente el Papa Francisco:  Deja que la gracia de tu Bautismo fructifique en un camino de santidad… la santidad, en el fondo, es el fruto del Espíritu Santo en tu vida (cf. Gaudete et exultate 15).

Déjate llevar por el Espíritu Santo. No pretendas tener tú el control de tu vida, sino abrirte al Espíritu y dejarte llevar por Él. Pero no una libertad para que se aproveche la carne. Esta es la mayor libertad. Pero no una libertad como estímulo para la carne…, pues la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne (cf. Gal 5, 13. 17).

Y si te dejas llevar por el Espíritu –en medio de tu debilidad– verás aparecer los frutos del Espíritu: amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, lealtad, modestia, dominio de sí… Si vivimos por el Espíritu, marchemos tras el Espíritu. (cf. Gal 5, 22-23. 25).

Yo abro brecha delante de vosotros (Cf. Miq 2, 12-13).

¡Ven Espíritu Santo! 🔥 (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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