Jueves, 26 de agosto de 2021

Santa Teresa de Jesús Jornet

Lecturas:

1 Tes 3,7-13. Que el Señor os haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos.

Sal 89. Sácianos de tu misericordia, Señor, y estaremos alegres.

Mt 24, 42-51. Estad preparados.

Tanto el Evangelio de hoy como el de mañana nos invitan a estar en vela, porque no sabemos qué día vendrá el Señor.

Y esta vigilancia, en una doble perspectiva: En la vida de cada día, en la que el Señor está llamando hoy a la puerta de tu corazón (cf. Ap 3, 20); y también para poder recibir al Señor cuando llegue en su segunda venida, al final de los tiempos.

En la vida de cada día: Sed sobrios y vigilad, porque vuestro enemigo el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quién devorar (cf. 1 Pe 5,8). El diablo es el feroz enemigo que, con un odio implacable, te acecha continuamente: trata de frustrar el designio de Dios sobre ti.

¿Cómo lo hace?

El diablo, ángel caído, utiliza siempre la astucia y la mentira para tratar de apartarte del Señor.

Es el tentador que quiere inducirte al pecado, quiere oponerte a Dios y separarte de Él; presentarte a Dios como un rival que merma tu libertad y tu felicidad. En definitiva, quiere hacerte dudar del amor de Dios.

Quiere llevarte al pecado, que va más allá del moralismo. El gran pecado es creer que tú eres dios; creer que eres dueño de tu vida, de tu historia...; que eres tú quien decide lo que está bien y lo que está mal; que es mejor vivir haciendo tu voluntad que entrar cada día en la obediencia a la voluntad de Dios.

Quiere hacerte huir de la cruz, haciéndote dudar del amor de Dios.

Quiere llenarte de miedos, que acaben por dejarte paralizado. Para ello utiliza la incomprensión, la persecución, tu debilidad y las incertidumbres del futuro. Especialmente hoy, con la pandemia, quiere robarte la esperanza.

Quiere desmoralizarte, hacerte tirar la toalla. Para ello, te acusa con tus pecados, te arroja tu debilidad.

Quiere separarte del Cuerpo de Cristo, de la Iglesia. Para ello, suele utilizar la sospecha, la murmuración, el juicio y la división. Porque quiere que te quedes solo...

Quiere… ¿Por dónde te está atacando el diablo?

Y este es el duro combate de cada día.

Pero el cristiano, unido a Cristo por la fe, la oración, los sacramentos, la comunión eclesial y ungido por el Espíritu Santo, con el don de fortaleza, está seguro de la victoria: Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo y él huirá de vosotros. Acercaos a Dios y él se acercará a vosotros (cf. Sant 4, 7-8).

¡Ánimo! Pide el Espíritu Santo y no te dejes robar la alegría de ser cristiano.

A toda la tierra alcanza su pregón (cf. Sal 19, 5).

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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