Jueves, 24 de febrero de 2022

Lecturas:

Sant 5, 1-6.  El jornal de los obreros que habéis retenido está gritando, y los gritos han llegado a los oídos del Señor.

Sal 48.  Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

Mc 9, 41-50.  Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos a la “gehena”.

La Palabra que el Señor nos regala hoy nos invita seriamente a la conversión. Y te lo dice de una manera directa y clara.

Acoged la palabra de Dios, no como palabra humana, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios: ya no puede vivir dejándose llevar sin más por sus pasiones, ni por las modas del mundo, sino que se deja iluminar por la Palabra del Señor.

Habéis vivido con lujo sobre la tierra y os habéis dado a la gran vida. El que vive lleno del Espíritu usa las cosas materiales, pero no pone su corazón en ellas. Busca antes que nada el Reino de Dios y justicia, porque sabe que lo demás se le dará por añadidura.

El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen. El escándalo es ser ocasión de pecado para los que no se pueden oponer al que provoca el tropiezo: los pequeños, los pobres, los humildes, los más indefensos de la comunidad... Precisamente de ellos es el reino de Dios, y su voluntad es que no se pierda ninguno de ellos

Si tu mano te induce a pecar, córtatela. No se trata de vivir en la irracionalidad del fanático, sino con la pasión del enamorado: tomad en serio vuestro proceder en esta vida… Ya sabéis con qué os rescataron: a precio de la sangre de Cristo (cf. 1 Pe 1, 17s).

Todos serán salados a fuego… Si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salaréis? Tened sal entre vosotros y vivid en paz unos con otros. Ser salados es tomar la cruz cada día y seguir al Señor por dónde ÉL quiera llevarnos.

La conversión es un don, es dejar que el Espíritu Santo haga la obra de Cristo en ti. La conversión no es algo que tú has de hacer, sino algo que sucede en ti, que va haciendo el Espíritu Santo en ti, si tú le dejas, claro.

A toda la tierra alcanza su pregón (cf. Sal 19, 5).

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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