Jueves, 17 de noviembre de 2022

Santa Isabel de Hungría

Lecturas:

Ap 5, 1-10.   El Cordero fue degollado y con su sangre nos ha comprado de toda nación.

Sal 149, 1-9.   Nos hiciste para nuestro Dios reyes y sacerdotes.

Lc 19,41-44.  ¡Si comprendieras lo que conduce a la paz!

La Palabra que el Señor nos regala hoy nos invita a vivir en la confianza, a vivir en la esperanza, que no descansa en nuestras fuerzas ni en nuestros cálculos, sino en el poder y en la fidelidad de Dios, que no deja de amarnos nunca, que está haciendo con nosotros -contigo- una historia de amor y de salvación.

Tu y yo, en nuestra debilidad, tantas veces nos asustamos ante un futuro que nos parece incierto; ante las asechanzas el enemigo que zarandea la barca de nuestra vida y la barca de la Iglesia.

Y por eso, la Palabra te dice hoy: Deja de llorar; pues ha vencido el león de la tribu de Judá... Y vi en medio del trono…  a un Cordero de pie, como degollado…

¡Jesucristo Vive! Ha derrotado para siempre a Satanás. Éste no tiene ningún poder sobre los que han renacido en Cristo Jesús y lo proclaman cada día Señor de sus vidas.

Pero para dejar de llorar, es necesaria la conversión, que más allá del moralismo es proclamar que Jesucristo es Señor de tu vida, de toda tu vida.

Por eso, vemos en el Evangelio cómo Jesús llora por Jerusalén: porque no reconociste el tiempo de tu visita. Por eso, hemos cantado en el Aleluya: No endurezcáis hoy vuestro corazón; escuchad la voz del Señor.

Porque sólo Jesucristo puede abrir el libro y desatar sus sellos. Y por eso, cuando abres tu corazón al Señor y te dejas llenar por su Espíritu, tu vida es iluminada. No cambian las circunstancias, pero tienes una mirada nueva, un sentido, una luz que te hace ver más allá de las apariencias.

Y entonces, la vida no es una amenaza, sino una aventura. Sigues sin controlar las cosas, pero puedes descansar en Quien te conduce… Y ya no vives en la queja, ni en la amargura del resentido, sino en la alabanza del que se sabe salvado, y vives cantando el cántico nuevo: Cantad al Señor un cántico nuevo… Alabad su nombre con danzas… porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.

Yo abro brecha delante de vosotros (Cf. Miq 2, 12-13).

¡Ven Espíritu Santo! 🔥 (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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