Jueves, 16 de septiembre de 2021

Santos Cornelio y Cipriano

Lecturas:

1 Tim 4, 12-16.  Cuida de ti mismo y de la enseñanza; y te salvarás a ti mismo y a los que te escuchan,

Sal 110.  Grandes son las obras del señor.

Lc 7, 36-50.  Sus muchos pecados han quedado perdonados, porque ha amado mucho

La Palabra de Dios que proclamamos hoy nos invita a descubrir a Jesús rico en misericordia. Pero no solo a descubrirlo teóricamente, sino a disfrutar de esa misericordia. Nos ha invitado a ello el versículo del Aleluya: Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré.

Después de haber curado al criado del centurión y haber resucitado al hijo de la viuda de Naín, contemplamos a Jesús comiendo en casa de Simón, un fariseo. donde recibe el homenaje agradecido de una pecadora desconocida.

El fariseo y la pecadora, dos modos de situarse ante Jesucristo.

El fariseo vive instalado en soberbia, la prepotencia y la arrogancia. Él se considera bueno, pero tiene el corazón endurecido.  Juzga, desprecia y condena a la mujer. Juzga y desprecia a Jesús porque no actúa según lo que él esperaba: Si este fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que lo está tocando, pues es una pecadora.

Por otra parte, la pecadora, que se acerca a Jesús, y colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con las lágrimas, se los enjugaba con los cabellos de su cabeza, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Ella expresa el auténtico modo del estar ante Dios: sin justificación alguna y con una enorme gratitud.

La mujer tiene un encuentro de amor y de perdón: en su fe encuentra la salvación. El fariseo, que se cree tan justo que hasta Dios le debe algo, se ve privado de la oportunidad de experimentar el amor de Dios.

El amor y el perdón se alimentan recíprocamente. Es causa del perdón: sus muchos pecados han quedado perdonados, porque ha amado mucho. Pero también es su consecuencia: al que poco se le perdona, ama poco.

Y es que la fe no es una teoría ni un moralismo. Es vivir la vida como una historia de amor con el Señor. Por eso, san Pablo le dice a Timoteo y a todos nosotros: no descuides el don que hay en ti. Y esta historia se vive desde la gratuidad, se expresa en la alabanza y crece con la confianza y el testimonio.

Por eso, Tu fe te ha salvado, vete en paz.

A toda la tierra alcanza su pregón (cf. Sal 19, 5).

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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