Jueves, 13 de octubre de 2022

Lecturas:

Ef 1, 1-10. Él nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo.

Sal 97.  El Señor da conocer su salvación.

Lc 11, 47-54.  Se le pedirá cuenta de la sangre de los profetas.

En la primera lectura, San Pablo comienza recordando a los a los Efesios la gratuidad de la elección: es Dios quien ha llamado a cada uno gratuitamente a formar parte de su pueblo: Él nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor.

Él nos ha llamado a ser santos y a ser sus hijos para alabanza de la gloria de su gracia.

Y así, podemos vivir cantando el cántico nuevo, el canto de alabanza al que nos invita el Salmo: porque Dios te ama, está contigo, y hace maravillas en tu vida, porque cada día experimentas su misericordia y su fidelidad

Y esto es lo que les falta a los fariseos de todos los tiempos. Por eso, en el Evangelio, Jesús, a través de estas palabras a los fariseos, nos llama a la conversión.

¡Ay de vosotros, que edificáis mausoleos a los profetas!… Pero luego nos les hacéis caso. Eso nos puede pasar a nosotros: que edifiquemos “monumentos” al Señor, pero luego no le hacemos caso. Esto les suele pasar a los que se quedan en “simpatizantes”. No lo olvides, discípulos son los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen.

¡Ay de vosotros, maestros de la ley, que os habéis apoderado de la llave de la ciencia! Recuerda lo que decía san Agustín: Conocen el camino, pero no caminan. Y el Papa Francisco: algunos están más preocupados por la hoja de ruta que por la ruta. Es lo que les suele pasar a los que se quedan solo en “eruditos”: saben mucho, pero no viven nada. Al no vivir, al carecer del Espíritu, la “sabiduría” se devalúa, convirtiéndose en letra muerta. Por eso, ni entran ni dejan entrar.

Por supuesto que no es mala la erudición ni es malo el llevar signos, pero no podemos quedarnos ahí: lo fundamental es que Jesucristo sea el Señor de tu vida, ¡de toda tu vida!

Por ello, necesitas pedir cada día el don del Espíritu Santo. Para que no se endurezca tu corazón y puedas vivir siempre enamorado de Jesucristo, como un auténtico discípulo, a los pies del único Maestro para hacer la voluntad del Señor.

Yo abro brecha delante de vosotros (Cf. Miq 2, 12-13).

¡Ven Espíritu Santo! 🔥 (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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