Jueves, 10 de noviembre de 2022
San León Magno
Lecturas:
Flm 7-20. Recíbelo no como esclavo, sino como hermano querido.
Sal 145, 8-10. Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob.
Lc 17, 20-25. El Reino de Dios ya está entre vosotros.
San Pablo continúa mostrándonos cómo el que es de Cristo es una criatura nueva, cómo la fe es como la levadura, que parece pequeña e insignificante, pero lo transforma todo.Filemón era un colosense rico, convertido al cristianismo junto a sus familiares gracias a la predicación de san Pablo. Uno de sus esclavos, Onésimo, había huido. No sabemos cómo, pero hizo amistad con san Pablo, prisionero en Roma. Allí, san Pablo le transmitió la fe, y Onésimo se convirtió, se bautizó y fue colaborador del Apóstol: Te recomiendo a Onésimo, mi hijo, a quien engendré en la prisión, que antes era tan inútil para ti, y ahora en cambio es tan útil para ti y para mí.
A san Pablo le gustaría que Onésimo siguiese con él, pero de acuerdo con las leyes romanas, no podía hacerlo sin contar con Filemón.
Y escribe a Filemón invitándolo a acoger a Onésimo ya no como esclavo, sino como hermano en Cristo. La nueva fraternidad cristiana supera la separación entre esclavos y libres, y desencadena en la historia un principio de promoción de la persona que llevará a la abolición de la esclavitud.
Como creyente que es, san Pablo hace ver a Filemón cómo la fe realiza un cambio radical en el hombre y en la sociedad: ya no hay esclavos y libres sino hijos de Dios. Onésimo ahora es sobre todo un hermano en Cristo. Y habrá de empezar una relación nueva.
Comentando este texto, dice Benedicto XVI que esta es la forma de presencia y de acción en el mundo que propone la doctrina social de la Iglesia. Conforme a las imágenes evangélicas de la semilla y la levadura, los cristianos, viviendo la nueva vida en Cristo, dejándonos llevar cada día por el Espíritu Santo, constituyen una fuerza beneficiosa y pacífica de cambio profundo, apuntando siempre a la maduración de las conciencias como condición para transformaciones eficaces y duraderas.
Yo abro brecha delante de vosotros (Cf. Miq 2, 12-13).
¡Ven Espíritu Santo! 🔥 (cf. Lc 11, 13).
