Domingo, 4 de Abril de 2021

Domingo de Pascua de Resurrección

Lecturas:

Hch 10, 34a.37-43.  Nosotros hemos comido y bebido con él después de la resurrección.

Sal 117, 1-2.16.23.  Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.

Col 3, 1-4.  Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo.

Jn 20, 1-9.  Hasta entonces no habían entendido las Escrituras: que Él debía resucitar de entre los muertos.

El pasado Domingo, te invitaba a preguntarte cómo te sitúas ante Jesús en este momento de tu vida. Es decir: ¿quién es Jesús para ti? ¿Un simple personaje de la historia? ¿Un “muerto” de la galería de hombres ilustres?

Y te sugería no precipitarte en la respuesta, sino a vivir la Semana Santa recorriéndola con el Señor. Te proponía recorrer el itinerario existencial de las diferentes personas que aparecen en la Pasión del Señor para que ellas te ayudaran a ver lo que hay en tu corazón y, acogiendo el don del Espíritu Santo, pudieras encontrarte con el Señor.

Hoy la Palabra nos hace un anuncio sorprendente: Cristo ha resucitado, ¡Aleluya! ¡Jesucristo vive! No seguimos a un muerto, ni a una idea. No. Hemos sido alcanzados por una Persona, Jesucristo, el Señor, que ha vencido a la muerte, vive para siempre y te invita a seguirle y vivir una vida nueva.

Tal vez estés atrapado en el sepulcro de tus “muertes”… Tal vez estés como las mujeres del evangelio, pensando ¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?, porque te sientes incapaz de salir del sepulcro.

O como los discípulos de Emaús camines taciturno y desencantado, porque sus ojos no eran capaces de reconocerlo y se habían alejado de la comunidad. Y vivas pensando Nosotros esperábamos que él iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya estamos en el tercer día desde que esto sucedió…

Y hoy la Palabra te anuncia que si acoges el don del Espíritu Santo y puedes mirar con los ojos de la fe también tú tendrás la experiencia de las mujeres que vieron que la piedra estaba corrida, y eso que era muy grande.

También tú escucharás la voz del Ángel, que te dice: No tengas miedo. Jesucristo ha resucitado. Jesucristo vive y camina contigo. No estás solo.

También tú, si crees, verás la gloria de Dios. Verás como arde tu corazón porque el Espíritu Santo, el dulce huésped del alma, te susurra en cada latido de tu corazón que Dios te ama, que Jesucristo ha muerto y ha resucitado por ti, ha cargado con todos tus pecados, ha vencido todas tus “muertes” y te regala la vida eterna. La vida más allá de la muerte y más allá de tus “muertes”.

Y, entonces, al encontrarte con Jesucristo Resucitado vivirás una vida nueva. Así, vivirás como Jesús, que pasó por el mundo haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo.

Vivirás buscando los bienes de arriba porque ya has experimentado que los ídolos quizás te podrán dar algo de “vidilla” pero no vida eterna, porque sabes que tu vida está con Cristo escondida en Dios.

¡Ánimo! ¡Abre el corazón a Jesucristo vivo y resucitado! Él te dará la vida eterna. Y comenzarás a saborearla, como una primicia, ya ahora.

Si crees, ¡verás la gloria de Dios!

¡¡Feliz Pascua, Feliz Encuentro con el Resucitado!! ¡Feliz Domingo! ¡Feliz Eucaristía!

¡Os daré un corazón nuevo!  (cf. Ez 36, 26).

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

Volver a reflexiones a la Palabra de Dios