Domingo, 21 de Febrero de 2021

1º de Cuaresma

Lecturas:

Gn 9, 8-15.  Creación y pecado de los primeros padres.

Sal 24.  Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad para los que guardan tu alianza.

1 Pe 3, 18-22.  El bautismo que actualmente os está salvando.

Mc 1, 12-15. Era tentado por Satanás, y los ángeles lo servían.

Hemos comenzado la CUARESMA, tiempo de intensa preparación para poder celebrar la Pascua, el acontecimiento más importante de la historia de la salvación: la pasión, muerte y resurrección del Señor.

Es un tiempo en el que el Señor te invita a tomarte en serio tu vida, tu conversión, tu renovación. Renovarse es convertirse a Jesucristo, el Señor, el Señor de tu vida: ¡de toda tu vida!

La Cuaresma nos recuerda que la vida es un serio combate en el que se hace presente el tentador, el demonio, que como león rugiente ronda buscando a quien devorar.

Si le abres el corazón al tentador, te llevará por el camino del orgullo, de la mundanidad y de la autosuficiencia, de lo superfluo, del materialismo y del egoísmo, de la ambición y del poder, del placer y de la fuerza…

La Cuaresma te invita a cerrar tu corazón a la tentación y abrirlo al Espíritu Santo. Y a vivir con un corazón contrito y humillado, como el que nos ha mostrado el Salmo 24. Un corazón que reconoce su pecado y confía en la misericordia de Dios: El Señor enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los humildes con rectitud.

El Espíritu Santo te lleva también a ti a entrar en el desierto para encontrarte con Dios. El desierto es el “lugar” en el que eres despojado de tus “seguridades”, donde vas siendo purificado -si te dejas- de todas las idolatrías, para que puedas experimentar que mi fuerza y mi poder es el Señor.

El Evangelio de hoy te presenta una realidad constante en la vida del hombre: la realidad de la tentación. Jesús fue tentado, y también nosotros pasamos por esa realidad. 

La raíz de todas las tentaciones es querer ser tú el dios de tu vida. La tentación es la invitación a hacer el mal, a apartarte del plan de Dios sobre tu vida. Esto nos recordaba el signo de la ceniza: tú no eres dios. Tú eres polvo. Tú no te das la vida a ti mismo.

¿Cuáles son hoy las tentaciones de tu vida? ¿Cómo luchas contra ellas?

El evangelio del miércoles nos recordó tres medios para el combate espiritual: la oración y meditación de la Palabra de Dios, el ayuno y la limosna.

¡Ánimo! Pide el Espíritu Santo. Pide el don de fortaleza para poder combatir el buen combate de la fe y así poder experimentar en tu vida la victoria de Jesucristo

¡Os daré un corazón nuevo!  (cf. Ez 36, 26).

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

¡Feliz Domingo! ¡Feliz Eucaristía!

Homilias de D. Jorge Miró

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