30 de Marzo de 2021

Martes Santo

Lecturas:

Is 49, 1-6.  No sólo eres mi siervo, sino que te convierto en luz de las naciones, para que mi salvación llegue a los confines de la tierra.

Sal 70, 1-6.15.17.  Mi boca contará tu auxilio.

Jn 13, 21-33.36-38.  Adonde yo voy, tú no puedes seguirme ahora.

En nuestra preparación para la Pascua, la Palabra hoy continúa mostrándonos al Siervo de Yahvé, que anuncia que su misión llega hasta los confines de la tierra.

Y aunque pueda parecer el fracaso de la misión, la Palabra invita a la confianza: en realidad mi derecho lo llevaba el Señor. A ti, Señor, me acojo: no quede yo derrotado para siempre.

La misión del Siervo no termina en la Cruz: Ahora es glorificado el Hijo del hombre.

El Evangelio nos sitúa ya en Última Cena. En ella Jesús hace dos anuncios sorprendentes: la traición de Judas y las negaciones de Pedro.

Jesús había defraudado las expectativas de Judas: el proyecto de Jesús no es el que Judas espera. Se siente defraudado.

Y nos pone delante el drama y el misterio de la libertad humana. La clave está en la conversión: dichoso aquel que no se escandalice de mí (cf. Lc 7, 23). La clave está en invocar cada día al Espíritu Santo, para que nos dé un corazón nuevo, que tenga los mismos sentimientos y actitudes que Cristo Jesús (cf. Flp 2, 5).

El anuncio de las negaciones de Pedro manifiesta que el seguimiento de Cristo y el dar la vida por él no son posibles sólo en las fuerzas humanas. Ni Pedro ni nadie puede dar testimonio de Jesús antes de que aparezca el Espíritu Santo, que es el que os dará fuerza para ser mis testigos hasta los confines de la tierra (cf. Hch 1, 8).

Además, Pedro pretende dar la vida por Jesús antes de que Jesús entregue su vida por Pedro: sólo después podrá seguirle de verdad y dar su vida por él.

En este tiempo, el Señor te invita a orar con la Palabra: A ti, Señor, me acojo… inclina a mí tu oído y sálvame… Sé tú mi roca de refugio, el alcázar donde me salve…

¡Os daré un corazón nuevo!  (cf. Ez 36, 26).

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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