19 de abril de 2022

Martes de la Octava de Pascua

Lecturas:

Hch 2, 36-41. Dios le ha constituido Señor y Mesías.

Sal 32, 4-5.18-22. La misericordia del Señor llena la tierra.

Jn 20, 11-18. He visto al Señor y ha dicho esto.

En el Evangelio de hoy contemplamos a María Magdalena, llorando, desconcertada al no encontrar a Jesús en el sepulcro.

Entonces Jesús se le acerca y le pregunta: Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas? Y no reconoce a Jesús hasta que Jesús le llama por su nombre.


Y es que la fe no es una teoría, ni una ideología: es una vida, una vida de amistad, de comunión con el Señor. Dice Benedicto XVI que se comienza a ser cristiano por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida (cf. DCE 1).

Por eso, cuando uno acoge de verdad el Evangelio, cuando uno se encuentra con Jesucristo, su vida cambia.  No por el propio esfuerzo, sino por la acción del Espíritu Santo en el corazón del hombre.

Dos signos de esta acogida nos muestra la Palabra de hoy: la conversión En la primera lectura contemplamos cómo los que acogen la predicación de Pedro, enseguida preguntan: ¿qué tenemos que hacer?


Y él les contesta: Convertíos y bautizaos… y recibiréis el don del Espíritu Santo.

El hombre, recreado por la palabra y por el Espíritu es ya una criatura nueva, que no vive para el pecado, no sigue ya sus pasiones, ni los criterios del mundo, sino que obedece a la Palabra del Señor, que tiene vida eterna: vive bajo la guía del Espíritu Santo.


Hoy también a ti el Señor Jesús se te acerca y te pregunta: ¿por qué lloras?

Y también a ti, que tantas veces andas desconcertado, sin entender muchas cosas, el Señor te invita a confiar, a creer, a vivir esta vida nueva que te regala gratuitamente.

A que cada día invoques al Espíritu Santo, y viviendo con verdadero espíritu de conversión, te dejes llevar por Él. Si crees, ¡verás la gloria de Dios!

El Señor te invita hoy a orar con la Palabra: Nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti… Este es el día que hizo el Señor; sea nuestra alegría y nuestro gozo.

A toda la tierra alcanza su pregón  (cf. Sal 19, 5).

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13)

Homilias de D. Jorge Miró

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