"Bendito sea Dios Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran Misericordia, por la Resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, para una herencia incorruptible, pura, imperecedera reservada en el Cielo” (1Pe 1,3s)
El día 05 de Octubre, en la capilla de nuestro Monasterio, pronuncié, en manos de nuestra Rvda. Madre Priora María Margarita Medina O.Carm, mis votos de castidad, pobreza y obediencia, para vivir en “Obsequio de Jesucristo” según la Regla y Constituciones de los Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, todos los días de mi vida. La Eucaristía celebrada a las 11 de la mañana, estuvo presidida por nuestro M.R.P. Provincial Salvador Villota Herrero O. Carm y concelebrada por nuestro capellán Rvdo. D. Carlos Blandón, nuestro confesor Rvdo. D. Antonio Ferrando, nuestro Arcipreste Rvdo. D Rafael Salas, el Rvdo. P. Jesús Gutiérrez Misionero en Venezuela, y otros sacerdotes de la localidad y amigos de la comunidad; contamos además con la presencia de un Diácono y un Acólito. Desde la Ciudad de Valencia, nuestra Rvda. Madre Federal María del Sagrario Lorite O.Carm, se trasladó para honrarnos con su presencia, junto con la hermana María Mercedes de la Cruz Medina, secretaria de la Federación, y la hermana María Manuela de Jesús Medina O.Carm. El Señor nos regaló además contar con la presencia de mi madre, uno de mis hermanos y, la responsable de la comunidad del camino Neocatecumenal a la que pertenezco desde los 13 años, y que con sus oraciones me siguen ayudando a seguir a Jesús.
No quisiéramos dejar pasar, sin compartir por lo menos unas pinceladas de la homilía:
“Las grandes cosas requieren tiempo”. “Es cuestión de amor, y el amor solo se comprende si uno está enamorado”. “La consagración es una respuesta de amor, al Amor que uno recibe”. “este corazón hoy quiere entregarse, a ese otro corazón más grande que le acoge”. “Por lo menos estas tres cosas, tiene que tener este corazón para entregarse:
- Un poco de humildad: Es necesario habernos dado cuenta, lo mal que estamos sin Él. Lo perdidos que estamos sin Él. Lo egoístas que somos sin Él. Y hemos venido a Él y hemos hallado nuestro descanso.
- El agradecimiento: Gracias Señor porque me has creado, y encima te has revelado a mí, y ¡hasta que extremos nos Amas y me Amas! ¡Cómo has cambiado mi vida! Dar gracias a Jesús. El agradecimiento nos enseña a negarnos a nosotros mismos.
- Enamoramiento: Mi alma está enamorada y no quiero vivir para otro, enamorada de Cristo. El que está enamorado, busca vivir siempre con el Amado. ¡El Carmelo la casa del Amado! Jesús está siempre enamorado, con Él tenemos garantía de que es Fiel”
“Los votos no son imposiciones, son lazos de Amor.” “Jesús te quiero tanto que voy a enlazar contigo, quiero vivir en unión contigo”. “Tres cosas sobre los votos:
- Pobreza: Nos une al Espíritu Santo, Dios es Don Total. Pobreza espiritual, don total de tiempo, de energía, de dinero, de bienes. Él es pobre, y yo quiero estar con el Amado pobre, yo pobre.
- Castidad: Esperanza de la Vida Eterna, nos une al Padre. Nos consagramos en cuerpo y alma, Él es el Amor no solamente del alma, también del cuerpo, le pertenece a Cristo, no a mí, también mis pasiones. Alegría de que Cristo me Ama tanto. Átale a ti negando todo lo que Él te ilumine, y afirmándote en todo lo que Él es.
- Obediencia: Te une a Cristo, obediente hasta la muerte y muerte de Cruz. Déjale entrar hasta lo más profundo, y no puede sin tu obediencia, se una con Él no con tus fuerzas, sino con su Amor, Amor obediente, Amor humilde, y Amor que está enamorado de ti.”
“Y todo esto lo vas a vivir con las hermanas, ellas te van a pulir” “dejaros ahí, en el servicio a las hermanas, en la ayuda a las hermanas, en la oración con las hermanas, porque en medio de vosotras esta Aquel que es vuestra Vida, el Amor de vuestra esperanza”.
Todo esto y muchos más nos habló nuestro padre provincial en su homilía. Le estamos muy agradecidas por acompañarnos en este día tan especial para mí y todas mis hermanas.
Por su parte las hermanas de la comunidad, mostrándose dóciles al soplo de Espíritu Santo que es Amor, se han entregado generosamente al buen servicio de Dios, y han hecho maravillas en la organización: decoraciones, regalos, comida y muchos detalles propios de la fiesta que celebrábamos; he visto en todo y en todas ellas, como se excede Dios en manifestarnos su AMOR. El día anterior, en la víspera una persona me deseó que tuviera “un día Divino”, el deseo no pudo ser más acertado pues todo era por Él, para Él, pero también con Él y en Él. Y así fue, por su Misericordia. No encuentro mejor manera de expresar lo vivido ese día, un día Divino, un día de DIOS.
Para terminar, quiero dar gracias a Dios, es tan Bueno, ha hecho obras grandes, solo Él sabe lo mucho que le cuesto; me tiene una ilimitada paciencia, un Amor Divino, una Misericordia Infinita en la que todos los días necesito sumergirme con toda mi miseria. Un siervo de Dios dijo, hablando de Jesucristo: “tengo un Esposo Buenísimo, siempre está conmigo, me Ama, nunca me juzga, no me riñe, siempre me perdona” sí, así es nuestro Esposo Jesús, el Hijo de Dios, Esposo de la Iglesia, Salvador del mundo. Con todo esto, nuestra acción de gracias nunca será bastante, y necesitará prolongarse eternamente. Doy gracias también a todos los que de una u otra forma participaron en este acontecimiento, a todos los bienhechores; a quienes nos acompañaron ese día, a los que se hicieron cercanos con felicitaciones, detalles; y sobre todo un agradecimiento especial a los que rezaron por mí, por esta ofrenda. A todos el Señor les bendiga y conceda abundantes gracias. Aprovecho esta oportunidad para pedir un Ave María por nuestra santa perseverancia, porque aún queda camino y combate; también por nuestra comunidad para que seamos fieles a Jesucristo, y si Dios es servido, siga trayendo chicas que se consagren a “vivir en Obsequio de Jesucristo” para Gloria de su Santo Nombre, bien de la Iglesia y salvación de las almas. Por nuestra parte contáis con nuestras oraciones.
Fraternalmente en Jesús, María y José, desde el Carmelo de Onteniente
Sor María Esperanza de la Santísima Trinidad O. Carm

