Jueves, 17 de junio de 2021

Lecturas:

2 Cor 11, 1-11. Anunciando de balde el Evangelio de Dios para vosotros.

Sal 110.  Justicia y verdad son las obras de tus manos, Señor.

Mt 6, 7-15. Vosotros, rezad así.

Hoy la Palabra nos invita a vivir en la confianza y en la intimidad con Dios.

La fe no es una teoría que se aprende, sino una vida que se disfruta. 

Es haber descubierto que Dios te ama –te ha creado por amor–, que te llama a vivir una vida de amistad, de intimidad con Él: una historia de amor y de salvación.

Y del amor nace la confianza. Lo hemos cantado en el Aleluya: Habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: “Abba”, Padre...no hay nada ni nadie que pueda separarnos del amor de Dios (cf. Rom 8, 38-39).

En el Evangelio escuchamos a Jesús que nos enseña a orar. El Padre nuestro es la oración del discípulo. El Padre nuestro es el resumen de todo el Evangelio…  (cf. Catecismo 2761s). Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso.

Lo importante no es hablar mucho. Lo que importa es que le abras el corazón a tu Padre con humildad y sinceridad, y le entregues lo que hay en él: alegrías, tristezas, sufrimientos, necesidades, heridas, anhelos, fracasos, esperanzas, pecados, victorias…

La oración del discípulo es una oración de corazón a corazón. Es abrir el oído y el corazón al Padre, que te ama y que cuida de ti. Alabar, escuchar, confiar, descansar, pedir… Pidiendo al Espíritu Santo que nos ayude a orar, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene (cf. Rom 8, 26).

Pero, decimos Padre nuestro, no Padre mío, porque no podemos ser discípulos solitarios: Nadie puede tener a Dios por Padre si no tiene a la Iglesia por Madre (San Cipriano).

Y, si vives con corazón de hijo, verás cumplida en tu vida el Salmo. Podrás vivir en la bendición y en la alabanza: doy gracias al Señor de todo corazón… en la asamblea… Ha hecho maravillas memorables... 

¡Ánimo! ¡Pide el don del Espíritu Santo! Pídele que avive en ti el don de piedad, para que puedas disfrutar del Padre.  .

¡Os daré un corazón nuevo!  (cf. Ez 36, 26).

¡Ven Espíritu Santo! ? (cf. Lc 11, 13).

Homilias de D. Jorge Miró

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